Hasta mañana, si Dios quiere

No te he llorado aún lo suficiente

y ya me queman los ojos de llorarte.

Es este mi dolor tan alto y fuerte

que me rompo en pedazos de pensarte.

Donde quiera que esté habrá un mañana

y tú estarás en él, prendida en los visillos.

Como un rayo de luz abriéndose camino

a través del cristal de mi ventana.

No te he llorado aún lo suficiente

y no me queda más consuelo que llorarte.

Me dejas por legado tu simiente

y el calor que me han brindado tus abrazos.

Dibujaré tu rostro en cada esquina

y empapelaré con él las marquesinas

de tantos edificios como encuentre.

Lo haré en señal de duelo por tu muerte.

Jamás podré decir que es suficiente

al recordar tus manos en las mías

y en mis oídos tu voz, alegre y cantarina

diciendo hasta mañana, si Dios quiere.

Mariola Pérez